"Sein einige Zeit was?" (Ser) (algún tiempo) (qué)?
Wolfgang Halm / José Moll Marqués. Modernes Spanich. Max Hueber Verlag. 1965.
Para A. G.
Supongo que yo, de tanto el cuanto, pierdo el tiempo con esto o aquello,
que él y ella pierden el tiempo, que un gato no porque se impacienta,
que un perro sí porque espera, que a veces perder es ganar,
que la imperfección puede ser ganancia o puede ser pérdida,
que las nubes se ganan cuando se vuela,
que se pierden los días cuando se viaja, que el árbol de mil años
ha vencido al tiempo y es feliz.
Debería tenerse en cuenta que los dibujos existen antes de existir,
que a veces aparecen en cualquier lado,
sin la intervención de una mano ejecutora,
que otras veces necesitan que alguien obedezca a rajatabla las órdenes.
Lo estricto en el trazo será entonces indicación cumplida.
Debería tenerse en cuenta que cuando uno se rebela...?
(Ser) Morir por morir, no vale la pena.
Al menos dejar una estela (Algún tiempo).
Lo que ocurre en el presente sólo lo saben los organismos
microscópicos, los virus, el fuego, el agua, el aire y la tierra.
(Qué) Nada que decir porque decir algo, lo que sea, en cualquier momento,
será condenado por la Ley.
(Ser) Cuando uno se rebela es rebelión. Cuando uno se revela
dice que miles, aun en germen y confusión, dicen "No".
(Algún tiempo) De no conocerse el pasado
es imposible conocer el futuro, algo indiscutible.
(Qué) No llegar a ser feliz no implica no haberlo sido antes.
Haberlo sido antes no implica serlo después.
(Ser) Entre el ser y el deseo se abre un abismo.
Lo alcanzado no tiene vuelta atrás.
Lo que se espera alcanzar se deshace como humo en el horizonte.
(Algún tiempo) Para una vida media (o probable) de 80 años,
los días serían 29.200. Has consumido ya 22.265.
Por lo tanto te quedan (sólo) 6.935 días (y sus noches).
(¿Qué?) El argumento no importa tanto como el tono.
Aquí se convoca la comedia y la tragedia,
Esa lágrima, esa risa y ese grito.
Esa voz pausada y reflexiva que no se oye.
Una vez afinados los instrumentos, y con el permiso
del director de orquesta, la inesperada cantará su canción,
sin ánimo de molestar, pero tan sentida.
Si alguna vez ha importado el sexo, la sexualidad,
ahora importa mucho más (o mucho menos).
El sexo real importa menos.
El sexo terapéutico de la oportunidad.
Importa más el sexo especulativo, el sexo soñado,
el sexo lila, morado, azafrán, amarillo.
Con la edad y la experiencia, la memoria, la curiosidad
y la proyección, uno acaba por volverse todo un experto,
un sabio en la materia.
Pero duda si disfrutó más en un pasado ignorante y espontáneo.
El sueño (el sexo) de esta noche tiene que ver con el calor,
el gentío, el lugar que no existe, la pérdida, el agobio.
El sexo (el sueño) de esta noche tiene que ver con el frío,
el tatuaje, la risa contenida, el amor, el paso del tiempo.
Sueño y sexo se mezclan como negro y blanco sobre un papel
que inevitablemente se vuelve gris.
Ayer, después de trece años, volví al cine. Yo sentado
en la cuarta fila (nadie por delante). Oscuridad y silencio.
Sólo al final de la película vi tres mujeres ancianas
(¿de mi edad?) sentadas en la última fila.
Y sin pensar vuelvo al acantilado, cien metros o más
que precipitan mis ideas hasta el mar enfurecido.
Lolita me habla al oído. Mi Lolita querida y envejecida.
Desde que el sol se despide hasta el amanecer.
Apenas tiene importancia que un rey salude a un robot,
que un robot ame profundamente a su comprador,
que un imbécil pregunte ¿ser algún tiempo qué?
Este delirio de la memoria, sexo para nada mas explosivo,
este incauto que resbala en una puerta tendida
ante un contenedor de basura, llamada que no se produce,
interés que no se manifiesta.
Según los cálculos del borracho: catorce botellas por semana,
sangre en el vientre. El mudo y el sordo en sus trincheras.
Esta guerra cotidiana, esta guerra en el aire.
En el hospital, hoy, siete de marzo de siete a siete,
mi vanidoso rosal encendido,
el miedo que me pertenece, la esperanza y la espera.
Yo no sé (en realidad sí lo sé) por qué soy el visitante.
Mi primera luz y mi primer color (¿serán suficientes?)
Daría mi vida (y otras vidas si me fueran dadas) por ti,
porque en mi árbol cabeza abajo tú eres las raíces,
tú eres la flor, el pájaro, la sombra agitada e inquieta, la voz
que me habla y me habla..., el viento que mueve las hojas.
Salvador Alís.
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