Para D. G., en su 61 cumpleaños,
con algunos días de retraso.
No hay nada nuevo sobre el mundo.
Lo que sorprende ahora, ya sorprendió en otro día;
lo que hoy parece insólito, fue habitual en el pasado.
La guerra se pierde en el origen.
El vuelo ha sido un sueño determinante.
No se alcanza el porvenir sin un plan trazado.
La historia no es nada sin la memoria.
Recordar lo que somos
pero olvidar lo que quisimos ser.
De este secreto de vida brotan letras y palabras
para confundir al lector.
En la noche templada damos un paseo
y la ciudad es la misma, los sentimientos iguales;
no hay nada nuevo entre nosotros,
somos espejos acostumbrados al reflejo de otras luces,
acostumbrados al abismo y a la noche.
Somos tú y yo, los que pasean ya sin miedo
por el borde de sus vidas y sus recuerdos.
Pensar sin tregua en lo que fuimos
e ignorar lo que pudimos ser, lo que negamos.
Tomo tu mano y es como ayer. Aún estoy aquí,
a tu lado, y te quiero.
La noche y las calles como alfombra;
los pies descalzos. Y esta canción que habla de ti
y de mí, mientras andamos.
Silencios y palabras. ¿De qué estamos hechos?
Palabras y silencios nos definen y sorprenden.
No hay nada nuevo y reconforta saber que no lo hay.
Me conoces y te conozco. Y eso es todo.
Salvador Alís.
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