"Creen algunos que la tierra absorbe de nuevo todas las aguas que derrama, y que si no aumentan los mares es porque en vez de conservar las corrientes que reciben, las restituyen enseguida. Conductos invisibles las llevan debajo de tierra, y habiendo salido a la vista, vuelven secretamente, filtrándose en el tránsito el agua del mar, que pierde su amargor a fuerza de agitarse en las innumerables sinuosidades de la tierra, y a través de las variadas capas del suelo dejan su sabor desagradable, pasando a completo estado de pureza."
SÉNECA
No hay una sin dos ni dos sin tres. Yo digo que no hay tres sin cuatro,
que no se sale del laberinto sin esfuerzo, sin desgaste.
La letra se hace pequeña, los ojos escuecen. Todo se cambia.
Unos gritan y otros callan. Unos no saben siquiera sujetar un lápiz,
trazar una espiral que indique la dirección adecuada:
al centro, el corazón; en los extremos, el alma.
No coinciden las horas, los tiempos, las vidas. No hay noche sin día,
no hay mañana que no nazca de un entramado de raíces.
La mente tamiza lo que el tiempo avanza como tormenta de arena.
En su momento, este nudo se desanudará. Lo complejo, simple.
Iluminado lo oscuro. Desentrañado lo oculto. No hay tres sin cuatro.
Se agrandará la letra. Verán los ojos. Todo es lo mismo.
Salvador Alís.
No hay comentarios:
Publicar un comentario