miércoles, 13 de enero de 2016

LADRÓN DE BICICLETAS

LADRÓN DE BICICLETAS

I / Dos delincuentes de poca monta roban en Palma dos bicicletas en dos viviendas. Uno vigila en la calle mientras el otro salta la valla de dos metros del patio o del jardín. Las bicicletas son lanzadas por encima de las vallas, y una de ellas, al menos, sufre algún deterioro. Esa misma noche se detiene a uno de los ladrones; el otro escapa. Las bicicletas, escondidas en las cercanías, son recuperadas. El detenido se aviene a pagar 108 euros por los daños causados, rozaduras o abolladuras, a uno de los valiosos vehículos. Después de pasar 6 meses en prisión preventiva (sin que nadie se explique por qué no salió bajo fianza, a no ser que con el desembolso en concepto de reparación se quedara sin capitales y, además, ningún banco quisiera prestar o avalar su libertad, tal vez por haber sido incluido en archivo de morosos o personas no fiables), se celebra un juicio donde el fiscal pide para el acusado 6 años de cárcel. A pesar de sus tremendos antecedentes por robos similares, y teniendo en cuenta su arrepentimiento y el pronto pago efectuado para devolver al vehículo su lustre, el magnánimo juez le condena a tan sólo 2 años, que el delincuente confeso acepta de buen grado (ante el susto y la amenaza de la mayor condena y quizá perfectamente asesorado por su abogado de oficio).
Lo anterior pudiera parecer una broma o un chiste, pero no lo es. En el mismo periódico donde hoy leo esta noticia (Diario de Mallorca, 13-I-16) hay otras dos que me gustaría destacar y comparar (o poner en relación para que ustedes comparen).

II / Al cantante de rock -en otros tiempos- y luego presentador, autor, tertuliano, administrador de los derechos de propiedad de músicos y asociados (y no sé cuántas cosas más ni en qué orden), por los indicios de urdir un plan para apropiarse de dinero ajeno mediante la emisión de facturas amañadas, señor Ramoncín, y con independencia de que haya resultado absuelto en su juicio por falta de pruebas, se le pedían 4 años y medio por el supuesto desvío a su favor o cobro irregular de 50.000 euros (en números redondos). No felicitaremos al señor Ramoncín porque su cara a la salida del juzgado, en la fotografía que acompaña la reseña, ya expresa suficiente felicidad.

No conozco los vericuetos de la Ley ni su escala de valores; no entiendo en qué se basa un fiscal para pedir 6 años a un ladrón de bicicletas y, otro fiscal, 4 y medio para un presunto (a priori) ladrón de guante blanco cuyo botín supera con creces al primero. Presumo que el abogado del señor Ramoncín no sería de oficio sino de pago; pero eso no lo explica todo. Más que la diferencia entre los veredictos: condena y absolución, sorprenden las acusaciones y penas solicitadas. Sé que hay bicicletas muy caras, aunque me parece que las sustraídas en Palma no valdrían más de 50.000 euros. En ambos casos, hay que decirlo, no se produjeron -que sepamos- amenazas, enfrentamientos físicos, agresiones, violencia ni uso de armas. Aunque es posible que el allanamiento de morada sea un perverso agravante.

III / En estos días, Palma no sólo está de actualidad por su ladrón de bicicletas sino también por el juicio recién iniciado contra el ex Duque de la Ciudad y todo su séquito de (presuntos) mangantes. Ya era sabido que el fiscal Horrach siempre se ha mostrado contrario a imputar a la Infanta. Pero ahora, una tal Dolores Ripoll, abogada del Estado, y con con la intención de deslegitimar a una de las partes (de la acusación) -el sindicato Manos Limpias-, aceptada sin embargo en su momento por el juez Castro -el instructor-, utiliza como argumento para salvar a la Infanta que lo de "Hacienda somos todos" no era más que un slogan, una simple publicidad para que los de siempre -los que no pueden o saben evitarlo- sigan pagando sin cuestionarse nada y creyendo que contribuyen al bien común. Si la propia Hacienda o el mismísimo Ministro de Hacienda no han acusado a la Infanta, nadie tiene derecho a hacerlo. ¿Se nos quiere decir por tanto que defraudar a las arcas públicas 350.000 euros (en números redondos) no constituye delito ni es punible? ¿Que todo se puede solucionar con una multa? ¿O tal vez nuestras cárceles no admitan a según qué tipo de personajes?

La desproporcionalidad entre los tratamientos al ladrón de bicicletas, al señor Ramoncín y a la Infanta de España y su consorte es clara y manifiesta. Ni el ex cantante, ni el ex Duque, ni la Infanta que no renuncia han pasado 6 meses (ni 6 horas) en prisión preventiva. Cuando toca pagar una alta fianza para eludir el ingreso es fácil hacerlo con el capital previamente defraudado. Cuando se puede abonar el salario a un abogado Roca, lo demás son minucias. El ex President y ex Ministro Matas se pavonea en el juicio con su audífono nuevo, atento a todos los chismes y soñando y ansiando volver a sus negocios. Los fiascos o fraudes mayores de esta isla (el Metro a la Universidad, el Velódromo Palma Arena, el Palacio de Congresos, el Teatro de la Ópera, el Hospital Son Espases, Los Succionadores Neumáticos de Basura y tantos otros) siguen sin ser aclarados. Nadie nos ha devuelto un euro de todo lo que el vendaval de la corrupción se ha llevado. No se entiende nada o se entiende todo de una manera tristemente lúcida.

Recuerden, es importante: "Hacienda somos todos" no era otra cosa que un slogan para ingenuos. Si les sobran unos cientos de euros deberían invertirlos en una bicicleta; su valor es enorme..., siempre que un malhechor salte la valla. Y si tienen oportunidad, no dejen de ver la película de Vittorio de Sica, Ladri di Biciclette, de 1948; su argumento y su moraleja continúan plenamente vigentes.   
  

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