LA CUCARACHA
Será porque eres pequeña y esquiva,
porque tu aspecto repugnante no encuentra una razón
que explique el sentimiento,
porque vives en las cañerías y desagües
y te alimentas en la basura y a veces vuelas
aunque tus vuelos sean cortos, torpes y molestos.
Será porque tu abdomen es más grande
que tu tórax y tu cabeza,
porque puedes sobrevivir sin cabeza muchos días,
porque eres fotofóbica, prácticamente ciega,
por tus antenas vibradoras y tus alas esclerotizadas.
Será porque eres sucia e insignificante,
vehículo de enfermedades, maloliente y contaminadora.
Porque pones huevos en rincones oscuros
y te reproduces con ansia
y te escapas por las grietas, bajo los muebles,
bajo las puertas.
Será porque bailas al son de una música chirriante
y repetida hasta la náusea,
porque bailas flexionando tus delgadas patas espinosas,
porque tus diminutos ojos no brillan ni expresan
la verdad de tus intenciones.
Será porque eres tan diferente a mí,
porque tu mundo a ras del suelo
se opone a mi mundo con el contrapeso de la cloaca
y lo podrido.
Será porque no produces nada útil
y vives a expensas de otros,
porque tu plana adaptación y tu perfil bajo
te garantizan un grado superior de supervivencia,
porque ni siquiera mis gatas cazadoras quieren saber de ti
y tengo que recurrir periódicamente al veneno.
Será porque en algún film te vistieron una gabardina
equiparándote al humano, porque ante algunos humanos,
ante la visión de sus pronotos y disimulos, surge el asco.
Será porque crujes, al morir, provocando desagrado
y tu sangre falsa, como el ácido, corroe y deja huella.
Será por todo eso por lo que renuncio,
cuando te tengo al alcance de la suela de mis zapatos,
a dejar caer sobre ti mi contenido enfado
y aplastarte.
Salvador Alís.
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