Al azar se abre El libro de los muertos de Elias Canetti, y esto es lo primero que salta a la vista: "Cuando los enemigos prenden fuego a un barco de musulmanes y la tripulación no ve ninguna posibilidad de salvarse, al que considere intolerables los dolores de arder vivo le es lícito lanzarse al agua. De todas formas, es más conveniente morir por mano ajena que por la propia." (Erwin Gräf, Concepciones de la muerte en el marco de la antropología islámica, p. 142).
Sobrevolando África, desde París a la Isla de la Reunión, consolaron y redujeron mi intenso miedo a volar dos paradojas: El libro de los muertos y una extraña canción de Souad Massi, de envolvente melodía y un leitmotiv cuanto menos curioso: "si seulement j´étais un homme".
"Un total de 121 niños palestinos -80 de ellos menores de doce años- han muerto desde que Israel emprendió hace dos semanas su ofensiva militar contra el territorio palestino de Gaza, confirmó hoy UNICEF, el organismo de Naciones Unidas para la protección de la infancia. Esa cifra indica que los menores representan una tercera parte de las víctimas civiles registradas por la decisión del Gobierno Israelí de emprender un bombardeo continuo sobre Gaza en respuesta al asesinato de tres adolescentes israelíes secuestrados."
Ojo por ojo y diente por diente, pero la lex talionis aquí no se cumple. ¿Cuánto vale la vida de un israelí: cuarenta vidas palestinas, cuatrocientas, cuatro mil? Sin apenas cuestionamiento se sobrepasan los límites de la venganza, la proporcionalidad entre el crimen y el castigo se rompe en mil pedazos. Y, sobre todo, queda pendiente la cuestión de dilucidar quién lanzo la primera piedra, quién agitó las aguas, quién creo la perturbación.
El Gran Proyecto de Defensa Estratégica de los EEUU no incluye entre sus objetivos a Israel, su Estado protegido, su aliado, su creación. Los portaaviones, los submarinos, los aviones de combate, los drones, las cabezas nucleares, los sabotajes, los satélites espías y de contra-ataque, han apuntado y apuntan hacia Afganistán, Irak, Libia, Siria, Pakistán, Irán... Y por tratarse de un mal menor han dejado en manos judías el problema palestino.
La Tierra no es el centro del Universo. Alrededor del Sol giran todos los planetas del Sistema Solar. Y éste gira con la Galaxia, y ésta gira a su vez y, en definitiva, todo es giro y desplazamiento sobre un eje invisible e incognoscible.
Volar no es seguro, en nuestros días. Los aviones caen o son derribados. Tormentas de arena o de hielo, tormentas en el desierto y causantes atormentados. Souad Massi me consuela y El libro de los muertos ejerce su magisterio: "Por cada persona que caiga en esta guerra, por cada persona que muera mientras yo mismo siga vivo, deberá encenderse en mí un pensamiento. De no ser así, ¿qué otras velas tendría? No los conozco, pero son más que parientes para mí. En esos cirios de difuntos deberán darse a conocer. Yo no les he robado, pero tampoco los he salvado. ¡Ay de mí si dejo que se apaguen!"
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