KARL MARX
Hace apenas una hora, mientras reposabas tu cabeza en un sillón de Ikea ( en una mano la copa, en otra un cigarrillo, en otra el mando a distancia ), se te aparece Karl Marx, de repente, en el comedor. Las gatas no muestran recelo
Vestía una gabardina negra, abrochada hasta el cuello. Pero su larga cabellera y su barba blanca eran inconfundibles
Lentamente fue abriendo uno a uno los botones de su gabardina
Días de vino y (el dibujo de la muerte segando los racimos
Fotografías cosidas sobre el forro interior de la gabardina
El mando a distancia se apaga, el cigarillo se apaga. La copa se llena
Gandhi junto a Hitler, Stalin a la izquierda, sobre Lenin junto a Mao, y a la derecha Búfalo Bill
Lo que dice el que se quita la gabardina, ya completamente abierta, resuena en el comedor
No hay que olvidar las frutas y verduras de temporada
No hay que olvidar los productos locales. Los emblemas en la gabardina hablan por sí solos
Una bailarina con los pies de hierro
Las frutas y verduras maduran y se pudren
Dice Marx que nada ha cambiado, que la productividad es solo una excusa, que nadie sabe dónde va
La bailarina con los pies de hierro gira sobre sí misma
Sobre el escenario tapizado con fotografías de héroes, hombres con traje gris y mujeres emplumadas
Dice Marx que nos roban el tiempo con decisiones inútiles
La gabardina sobre el suelo como un charco de agua al amanecer
Dice Marx que la élite está estudiando cómo escapar del planeta
Aquí se hace un silencio. La figura de Karl Marx desaparece
Se enciende otro cigarrillo, se apura la copa y el mando a distancia es capturado por la pornografía
Los colores dorados y naranjas del comedor
No es habitual que Karl Marx se te aparezca en el comedor. La puerta cerrada y la puerta abierta
Y no es previsible que hablen por ti
Bajo la cúpula: él y ellos y yo
Para olvidar al fantasma de otros tiempos, imaginas construir un gran cuadro de círculos concéntricos o espirales formadas con tapones de corcho cosidos sobre tela y sobre cuero o pegados sobre madera
Hace apenas una hora, mientra reposabas tu cabeza en un sillón de Ikea
El mando a distancia te traslada a otro escenario
Allí combaten el fuego y el viento
La tierra y el mar son pinturas en el último decorado. Abandonar el planeta no es complicado si te quedas en el planeta
Pero ésta es una decisión inútil si te roba tiempo
Para olvidar la aparición se tejen, entretejen y destejen hilos de lana
Se cosen o se pegan tapones de corcho para dar forma al cuadro
Días de vino (y un esqueleto con guadaña segando los racimos
Salvador Alís.
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