sábado, 19 de abril de 2014

DIONISO BAILA EN OTRA ISLA

DIONISO BAILA EN OTRA ISLA


Vergiss nicht, Mensch, den Wollust ausgeloht:
du - bist der Stein, die Wüste, bist der Tod...

( No olvides, hombre, el placer extinto:
Tú - eres la piedra, el desierto, eres la muerte... )

Friedrich Nietzsche. Ditirambos Dionisiacos. 1888.


     La copa permanece vacía en la mano. El tiempo detenido

     Dioniso baila en otra isla

     Tu primera novela fue protagonizada por un joven estudiante que sentía fobia ante las escaleras

     En sus recelos, odiaba todo lo que se encontraba en las alturas

     De niño seguía a su hermano por una oscura, húmeda y resbaladiza escalera de caracol de setenta metros. La cifra es arbitraria

     Al final de esa escalera había cuatro campanas de bronce

     Las campanas, o mejor aún, el sonido de las campanas fue lo que hizo que el niño sintiera su primer vértigo

     El hombre que fue un joven estudiante que fue un niño subiendo escaleras de caracol recuerda que entonces buscaba un vasito de vino en la trastienda

     En el sótano: los esqueletos. En la planta baja: las estatuas. En las alturas: las campanas de bronce

     Tu segunda novela se titula Las llaves falsas. El protagonista se pierde en una biblioteca pública

     Esa biblioteca es un laberinto

     Tu segunda novela es la única escrita en un número considerable de páginas. No fue entendida. La rechazó el editor

     La copa permanece vacía en la mano

     Un dios estricto escribe sus mandamientos en cúpulas de papel que serán, a su vez, moldes de campanas

     En cúpulas del cielo aparecen planetas similares a 500 millones de años luz

     Afirmar tal cosa es dar veracidad a los pasos que suben la escalera

     En cúpulas de color azul claro, invertidas y llenas de agua, pasaba los veranos el niño que fue joven estudiante. En cúpulas pintadas al óleo, resquebrajadas

     Tu tercera novela cuenta la historia de un hombre que vuelve al pasado para encontrarse con sí mismo. El tiempo detenido

     Al final de la escalera, en la terraza que mira la vieja ciudad, hay postales esparcidas por el suelo que muestran imágenes, en blaco y negro, de Estambul

     Tu cuarta novela, donde el yo que habla de sí mismo no es el mismo yo del que se habla

     En Anadolu Kavagi, arriba en la colina, el templo de Zeus se ha convertido en un castillo bizantino y éste en una ruina

     Tu quinta novela ya ha sido escrita en tu memoria

     La copa permanece vacía en la mano. El tiempo detenido


Salvador Alís.

    


    

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