PRIMERA ESTACIÓN
Un ángel llama por teléfono. Lo que dice no es audible porque habla en el lenguaje de los ángeles
Cuando llama el enano, sin embargo, todo está claro
Uno da, el otro reclama
Se detiene el tren que partió de una gran ciudad en la primera estación, algunos pasajeros bajan, cae una fina lluvia
Al final de su trayecto, el tren quedará vacío
Se apearán todos, estación tras estación, hasta el destino final
El viaje habrá durado una noche, una larga noche subiendo al norte, a los bosques, al aire helado de la meseta donde vuelan los cuervos y las águilas
La mujer que vuela satisface al cielo y al infierno
No hay cruces en este camino, no hay fronteras, bifurcaciones, nada que altere el discurrir natural de las cosas que se mueven por impulso propio
Un ángel llama por teléfono, llamada oculta. Un enano llama a la puerta, se disparan las alarmas
En esta ciudad hay una calle al final de una calle, bordeada por barandillas de hierro de un puente sobre un riachuelo. Trepadoras verdes ascienden hasta mi frente
Mi frente que imagina contener pensamientos, como un muro o el portón de una fortaleza
En la primera estación
Tan largo el viaje y tantas -y tan distintas- las estaciones, hasta el destino final
Mujeres salen de su cuerpo y lo esclavizan, se hacen dueñas de él, imponen su habla porque dominan tanto el lenguaje del ángel como el lenguaje del enano
Ese tren que partió de una gran ciudad en 1975. Atravesó túneles y se perdió su rastro
Dormir en un tren, emborracharse en un tren, hallar en un tren el amor
Las palabras justas, el movimiento exacto
Ir, hacia quién sabe dónde. Ir, a pesar de todo. Ir. Y estar yendo
En un tren. A toda velocidad
No se resiste la luna llena a ser contemplada en ese viaje, los pinos en la noche a ser comtemplados, la carretera paralela a ser contemplada. El tren en sentido contrario
En ese tren, el viajero escribe hasta la primera estación. Continuará el viaje. Se acabará la tinta. La batería del dispositivo que permite escribir sin tinta y sin papel
Volarán papeles entre las vías. Frases en la noche hacia destinos inciertos
7000 kilómetros entre las islas. 33 toneladas de tiempo. Un túnel que no se acaba. Un sueño del que nunca se despierta
Nunca. Nunca se despierta
Salvador Alís.
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