CUENTO DE PRINCIPIO DE AÑO
El hombre que duerme le dice al hombre que sueña que todo es un sueño. Cierto -le contesta el hombre que sueña-, pero un sueño que no es soñado por ti
Esta noche, el gato llamado Robertito el Volador se convierte en REV. La necesidad puede confundirse con la crueldad; la saturación, con el desapego
El fuego en la nieve es posible; la nieve en el fuego, no
El sueño de la noche anterior estaba dominado por gatos. Cuento de final de año
Los tumores en el gato asustan al durmiente. Otro gato sonríe
A su manera sonríe otro gato y, el tercero, el más viejo, contempla a los otros dos sin inmutarse
El sueño de la noche anterior
El sueño de la noche que se repite. En la noche
Se parecen todas; en la nieve se parecen todas, pero son distintas en el fuego donde la nieve no puede darse
El gato con tumores no entristece al gato que sonríe. El gato que sonríe no alegra al gato con tumores. Ambos son vigilados de cerca
Ni el uno vive realmente ni realmente el otro muere. Gatos soñados
El gato que contempla espera ver como, más pronto o más tarde, los contemplados interactúan
El durmiente no es el mismo que sueña. El durmiente sucumbe al sueño y a las emociones del sueño
El que sueña hace aparecer y desaparecer gatos a su antojo
El cuento de final de año se convierte en el cuento de principio de año
Todo prosigue porque todo es azar. Todo es combustible
Una frase no justifica a la anterior ni tampoco a la posterior
La lógica de los sueños no dispone las frases
Líneas blancas en el espectro que desaparece en la nieve y aparece en el fuego
Una hoguera sobre un espacio blanco. Arden las hojas
En las calles, en la noche, el viento agita las hojas. El amanecer las reúne
Montones de hojas secas en una hoguera. En la noche
Se proyectan desde la memoria imágenes de gatos
La mano que acarícia el lomo y la barriga del gato sólo encuentra terciopelo
El gato que sonríe abre la boca desmesuradamente
Y el tercer gato desde su altura impasible
El gato siberiano y el gato que se llamó REV, la diosa del amor y de la guerra, los gatos del jardín
En la espesura del sueño: una hoja amarilla
Salvador Alís.
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