miércoles, 11 de septiembre de 2013
KANT
Discípulo de Kant en cuanto a la vida práctica
y algo menos en cuanto a su filosofía:
duermo cada día menos horas
y me despierto soñando con agua fría.
Treinta minutos para escribir un poema,
después será tarde: la noche se acaba, la botella se vacía.
Flotan en el aire las ideas y la lluvia.
Aire falta en mis pulmones, respiro a duras penas:
sentado frente a una pared blanca
inspiro y espiro violencia, los ojos abiertos
y en mi pecho las heridas de su edad.
Quiero vivir con la luz apagada.
Demasiada luz soporto al amanecer.
Proyecto una muralla sin fin que no será acabada.
En un mes, en un año, llegará el ejército invasor.
Según la estrategia de Kant, dejaré la puerta abierta.
Será más fácil vencer en el interior.
La muralla fortificada tan sólo una trampa es.
Además de jugar al ajedrez, la muerte compone canciones:
violín y viola, trompeta y flauta dulce.
Los sonidos que complacen a las nubes y a las sombras
también a mí me complacen.
No hay consciencia de las horas, el reloj vuelto del revés.
Arden, como arden cada mañana, los pájaros volando,
pero yo busco la calma en la pared.
Vendrán los sueños. Despertaré.
Salvador Alís
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