Imagen escaneada de la mano derecha de mi hija. Sin fecha. |
Imegen escaneada de la mano derecha de mi mujer. Sin fecha. |
JUEGO
DE MANOS
Manos
de cinco dedos, cinco sentidos,
y
algunas también de seis.
Manos
que perdieron dedos,
dedos
segados por la luz metálica de la sierra dentada,
por la
brutalidad del cuchillo de la supervivencia,
por el
telón sin fondo de la guillotina
hambrienta
de papel.
Manos
que sujetan y sueltan riendas
y
manos atadas a la espalda.
Manos
para el piano y para el arco,
para
el pincel y la pluma.
Manos
libres. Manos blancas.
Carcomidas
por la tierra,
manchadas
de aceite y de sangre. Y de humo.
Manos
enguantadas.
Manos
que piden limosna en
ángulo con las esquinas.
Manos
que pueden rezar
y
empuñar al tiempo una pistola.
Esas
manos como arañas de cinco patas
cuya
caricia se teme.
Esas
manos plantadas, raíces que se hunden.
Manos
como llaves.
Manos
que se cierran y se abren.
Manos
tendidas. Manos olvidadas.
Manos
con las uñas rotas, con las uñas pintadas.
Manos
que por vergüenza no salen de los bolsillos.
Manos
que buscan otras manos.
Manos
de mármol y manos de tiza.
Manos
que son zarpas. Manos del autómata
y del
prestidigitador.
Manos
que pulsan y manos que ahogan.
Manos
que se entregan.
Manos
que toman lo que no les pertenece.
Manos
cortadas.
En
todas ellas: marcas de la vida y de la muerte,
y la
erosión que jamás se detiene.
Salvador
Alís
Imagen escaneada de mi mano derecha. Sin fecha. |
De nuevo enhorabuena Sr. Carrascosa.
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