lunes, 28 de agosto de 2017
DISCURSO SOBRE EL TERROR
DISCURSO SOBRE EL TERROR
Parece ser que el terrorismo...
Dicen: "no tenemos miedo". ¿De verdad sienten lo que dicen...?
Alguien, entrevistado en la calle, aunque de espaldas porque quiere permanecer en el anonimato, afirma que le hubiera dolido más la demolición de La Sagrada Familia, o de un fragmento de La Sagrada Familia, que los dieciséis muertos y los heridos...
En ninguna de las innumerables informaciones habladas, escritas, dibujadas, fotografiadas o filmadas del acto se esboza siquiera una definición de "terrorismo..."
No se entiende que los ejecutores son herramientas...
Que el conflicto se da entre ideas distintas...
Muchos -antes, después y entre tanto- siguen preocupados con el fichaje, el partido, las apuestas..., y ahí radica el problema...
Se ignora la Historia, se deja a un lado (por hermética) la economía; y aunque los chimpancés sean muy habilidosos, filosofar es todavía una actividad que no les incumbe...
El Gran Mono grita a los atacantes: ¡Os perseguiré por los árboles y acabaré con todos...!
Desde el origen de los tiempos...
El más fuerte ataca por su beneficio al más débil y el más débil se defiende como puede...
No molestes a tu vecino y tu vecino, es de suponer, no le pegará fuego a la puerta de tu casa...
La paradoja de la relevancia de los muertos, según sean amigos o enemigos, blancos o negros, amos o esclavos, nazis o judíos, judíos o palestinos, aristócratas o plebeyos, ricos o miserables, cristianos o paganos, hombres o mujeres, humanos o animales...
Los terroristas golpean de nuevo...
Más de cien botellas de gas butano, 500 kilogramos de acetona, billetes de 500 euros, se alquilan furgonetas, se compran cuchillos...
Los todopoderosos servicios de inteligencia (mundiales, norteamericanos, europeos, nacionales y comunitarios) contemplando las nubes que pasan...
Dicen que no hay mezquitas ilegales, secretas, que todas están registradas o dadas de alta en no se sabe qué organismos, archivos y controles...
El fantasma de un imán se pasea a sus anchas -en la noche- por estrechas calles...
Políticos fantasmas miran al norte, más preocupados en sus trasvases financieros que en la basura que se acumula en las calles de sus ciudades...
El portavoz pretende emular la imagen del mártir revolucionario, ¿a quién pretende engañar...?
Se frotan sus manos doradas los fabricantes de armas, pues cada conflicto es como flor que se abre esparciendo polen amarillo...
Ningún feudo está a salvo en estos tiempos. Se impone construir nuevos castillos. Los bárbaros están a las puertas...
Quizá no quieran imponer la cruz y la espada a quienes, tiempo atrás, las impusieron...
Sólo reclamar el pago de la factura de la guerra, la colonia, el expolio, los millones de barriles que se distrajeron por el camino, la falta de respeto, el golpe de estado, el coste del títere dictador, la reparación del daño causado, certeras bombas que no siempre impactan con la precisión anunciada...
¿De qué estamos hablando...?
Se blindan -simbólicamente- algunas plazas y calles peatonales, lugares de concentración social...
Y al mismo tiempo se repite la letanía: "no tenemos miedo..."
Si no se tuviera miedo, ¿por qué se iban a blindar las plazas y las calles peatonales...?
Si no se fuera tan ignorante, tan obtuso, ¿cómo podría pensarse que unas cuantas jardineras de hierro fundido, unas decenas de bloques de cemento o unos miles de bolardos, garantizarían la seguridad...?
Tampoco la "seguridad" ha sido definida...
Algunos muertos tienen garantizado el panteón, las flores, las velas, la estatua de bronce y la bandera gigante que entorpece el libre fluir de los vientos...
Otros muertos no tienen nada, quedan desnudos sobre la hierba, los cascotes o la arena, a la espera del buitre y de la hiena...
Cuando los imbéciles tienen miedo, se unen contra natura...
El rey, el jefe de gobierno, el aspirante a jefe de gobierno, la alcaldesa, el general, el jefe de la policía central y el jefe de la otra policía, los temerosos creyentes, los lideres de los viejos y los nuevos partidos, los despistados, los voluntariosos, los infiltrados...
No tenemos miedo -dicen...
Pero no piensan, no pueden o no quieren pensar en el miedo ajeno...
Que le pregunten a los ojos de cualquier niño en Siria o Somalía, en Palestina o en la China...
No tenemos miedo -dicen-, olvidando que el miedo ha sustituido a la esperanza...
Es más fácil que tengan miedo los banqueros atrapados en su tela de araña que los que arriesgan su vida en una travesía combinada, desierto y mar, hacia otra vida...
El mal no está en las mentes apenas formadas de jóvenes y adolescentes manipulados por la amargura, que se lanzan y se ofrecen a los brazos abiertos de la muerte...
El mal es patrimonio de octogenarios cabrones que, sabiéndose muertos, pretenden morir contando febriles sus innumerables monedas...
Dejen de fingir una falsa aflicción en este duelo interesado...
Interesa fomentar el terror para presentar ante el imaginario social un enemigo creíble, una amenaza que justifique las medidas y las contramedidas...
Los así llamados extremistas o terroristas islámicos, ¿cuándo nacieron...?
¿Acaso existían antes de las colonias europeas, antes de la implantación de un estado judío con el beneplácito de los vencedores de la segunda guerra...?
Estado que ensanchó sus límites declarando guerras y sembrando el terror..., armado hasta los dientes con el regalo atómico de los vencedores...
¿Se hubieran vuelto tan radicales si los civilizados vampiros occidentales no les hubieran chupado su sangre negra, su petroleo...?
Cristo se elevó en los cielos y Mahoma voló por los aires. ¿Cuál es la diferencia...?
Los estados más poderosos invierten billones en sus programas de defensa (¿y ataque...?). Todo lo imaginable al servicio de un poder apabullante: tecnología extraterreste, satélites, sondas, naves espaciales que van y vienen de la Tierra a la Luna y de la Luna a la Tierra sin descubrir la Luna, mecanismos para controlar el cambio climático, magníficos y soberbios ordenadores (los ojos y las orejas de un dios) para ver y escuchar lo invisible y lo inaudible, telescopios que espían las estrellas, resortes complejos que activan volcanes y terremotos, drones todopoderosos que igual se meten en una alcantarilla que incendian un bosque, nanotecnología aplicada..., y estudios de exterminio que igual pueden aplicarse a insectos como a humanos...
Roma elevó la esclavitud a categoría de mito. Roma creó a Espartaco. Los EEUU crearon al Che. El mundo actual, aquejado de gran soberbia, crea su antídoto...
Aquí se hace necesaria la primera persona...
Ni loco, ni pagado, ni con todos los honores viajaría a ese país de locos...
Vaya por delante que admiro, y mucho, a ciertos actores, directores, guionistas, escritores, cantantes, pintores, etc...
Pero el país en sí, su política y su deriva, me repelen...
Adoro a Sam Peckinpah, a Edgar Allan Poe, a Edwar Hopper, a Marilyn Monroe, a William Burroughs y a tantos otros...
Pero también adoro las pirámides y su incógnita, las puertas de piedra de Petra, a Sezen Aksu y a Cheb Hansi, a Souad Massi, a los azules touaregs y a los espejismos azules...
Nada es mejor que nada. Nada debe imponerse sobre aquello que lo cuestiona...
No siento ningún miedo por el destino de este mundo. Ya lo viví y lo agoté porque todo lo que es se agota y muere. Y puesto que murió o está en trance de morir -este mundo- poco ya me importa...
Me interesan, eso sí, mundos que eclosionan como los globos que un niño -en todo su derecho- sopla hasta reventar...
Estados poderosos y voces que resuenan condenan el terrorismo al igual que yo, en esta calurosa noche de agosto, maldigo (en realidad me cago en la puta madre que los parió) a los insolentes mosquitos que se atreven con mi piel...
A la muerte alguien debería decirle que meta en cintura a sus contables...
Las cifras no se ajustan a los valores...
Aquí mueren diez y allá diez mil. Ni estos son tantos ni aquellos tan pocos...
Por la supervivencia de la humanidad (¿en realidad importa?), que mueran los tontos y que vivan los que lo merezcan...
Yo no pienso defenderme pues el tema me resulta indiferente...
Tanto me da el oro negro como el acerado...
Si debo protegerme me basta la intuición, un poema a destiempo, un arma que no es pero parece...
No creo en dios alguno. No creo en el devenir ni en el flamígero destino...
Hoy (o ayer) ha muerto Tobe Hooper, propagandista del terror...
Las grandes bombas lanzadas desde más allá de las líneas del cielo exhiben en su acero y su aluminio una irreflexiva calavera...
¿Qué tal si las fuerzas de ocupación se retiraran a sus sótanos y sus oscuridades...?
¿Qué tal si el molesto vecino bajará el volumen de su música...?
No te extrañe si, cuando metes tu huesudo dedo y tu sucia uña en mi ojo cansado, hago uso de la tijera...
No te extrañe que venga a mi boca la terrible frase...
Que yo entienda diferente la justicia...
A un rey no se le debe cuestionar por ser afín a otros reyes, jeques o emperadores...
A un rey se le cuestiona por ser rey, hijo de reyes, alto impostor entre impostores...
A su lado no estuvo Paco Ibáñez, estuvo Pablo Iglesias...
Cada uno dirá, cuando se le pregunte, por qué estuvo o no estuvo...
A mí que no me esperen, ni en las Ramblas ni en New York City...
Prefiero la reciente inestabilidad de Ischia o la antigua inestabilidad de Santorini...
Prefiero los gatos a los perros...
En Ibiza me atacaron perros rabiosos obedientes de sus amos...
En ibiza me retó una higuera con su rama propicia para colgar una cuerda...
Pero no, no sucumbí, no cedí al temor ni a la idea...
Aprendí a ocultarme detrás de mis palabras...
Mis palabras no son mis palabras, son de cualquiera que las entienda, que se proponga entenderlas...
En verdad, las palabras importan poco frente a las oraciones...
La razón pierde frente a la fe...
Pero la imaginación deja a la fe en un segundo plano...
Tu dios absoluto y tu banco central son dos hielos que enfrían mi trago...
Me bebo tu absurda realidad y te desafío a que encuentres en mi actitud una fisura...
Al payaso emperador le digo que su país se hizo grande por los esclavos...
A los dioses dorados que compran los tiburones en formol de Damien Hirst o los iconos floridos de Jeff Koons, les digo que equivocan su inversión...
Desde la inverosímil altura del Burj Khalifa, los reyes del desierto se ríen de las postales del terror...
Y los vigías en las torres de los castillos europeos (los norteamericanos jamás han sabido hacerlos) caen aterrorizados ante este silencio...
Nadie dirá lo que realmente piensa, pues el reconocimiento del pensamiento implica la asunción de una responsabilidad no deseada...
Que ciudades europeas sean atacadas, ¡qué desgracia...!
Todos unidos, flores, velas, lágrimas y banderas...
Ni el rey, ni el presidente, ni la alcaldesa...
Ni el filósofo ni el poeta...
Nadie dice lo que piensa...
Porque el pensamiento, cuando es verdadero, es revolucionario...
Entonces cambia, por la razón o la fuerza, el orden establecido...
Tan pesimista soy que no creo nada de lo que digo...
Seguirá el pequeño terror en las calles de las ciudades,
y seguirá el gran terror detrás de las nubes,
como pájaro oportunista y parásito,
dispuesto a caer sobre cualquiera que sienta miedo...
Pero a mí ya nada me asusta, y soy tan optimista que
me río del terror publicitado...
No temo a un miedo diseñado para dar miedo...
Mis dibujos y mis escritos me protegen de esa estúpida amenaza...
Me protege Francis Bacon y Lita Cabellut...
Esas imágenes sobre la muerte y contra la muerte...
Mis amores, mis amigos, mis hermanos, ¿dónde están...?
Mariposas grises y extrañas, las encuentro cada tarde en las escaleras
donde me siento intentando descansar...
El descanso no llega pero la calavera sí...
Cuando el lobo aparece busca a quienes puedan satisfacer su hambre...
Tal vez no quiera matar...
Otras vidas entregan sus almas...
Parece ser que el terrorismo es infantilismo, es rencor, ajuste de cuentas,
amor, ira, odio, convencimiento, idealismo y fe...
Parece ser...
El terror verdadero, el que verdaderamente aterroriza, es el oscuro terror
que seca las raíces y doblega los tallos y convierte
las hojas verdes en amarillas...
Y aquí vuelve a ser necesaria la tercera persona...
Porque todo es al fin y al cabo impersonal...
Mientras una representación del mundo corra o vuele sobre el césped...
Mientras el rey o el bufón del rey campen a sus anchas...
Mientras el nadador nade en la superficie y no se sumerja...
Todo este dolor no puede doler si no duele el dolor esencial...
El dolor que no se sujeta a las condiciones impuestas...
El terror, su máscara fallida, se presenta bajo sones de campana...
Pero no está aquí, pues aquí no se lo espera...
Suena con gran sonido y resonancia...
No se lo espera...
El terror es un invento que ya fue inventado...
Dejen de joder...
La flecha que no incide en su diana se volverá contra sí misma.
Salvador Alís.
Algunos muertos tienen garantizado el panteón, las flores, las velas, la estatua de bronce y la bandera gigante que entorpece el libre fluir de los vientos...
Otros muertos no tienen nada, quedan desnudos sobre la hierba, los cascotes o la arena, a la espera del buitre y de la hiena...
Cuando los imbéciles tienen miedo, se unen contra natura...
El rey, el jefe de gobierno, el aspirante a jefe de gobierno, la alcaldesa, el general, el jefe de la policía central y el jefe de la otra policía, los temerosos creyentes, los lideres de los viejos y los nuevos partidos, los despistados, los voluntariosos, los infiltrados...
No tenemos miedo -dicen...
Pero no piensan, no pueden o no quieren pensar en el miedo ajeno...
Que le pregunten a los ojos de cualquier niño en Siria o Somalía, en Palestina o en la China...
No tenemos miedo -dicen-, olvidando que el miedo ha sustituido a la esperanza...
Es más fácil que tengan miedo los banqueros atrapados en su tela de araña que los que arriesgan su vida en una travesía combinada, desierto y mar, hacia otra vida...
El mal no está en las mentes apenas formadas de jóvenes y adolescentes manipulados por la amargura, que se lanzan y se ofrecen a los brazos abiertos de la muerte...
El mal es patrimonio de octogenarios cabrones que, sabiéndose muertos, pretenden morir contando febriles sus innumerables monedas...
Dejen de fingir una falsa aflicción en este duelo interesado...
Interesa fomentar el terror para presentar ante el imaginario social un enemigo creíble, una amenaza que justifique las medidas y las contramedidas...
Los así llamados extremistas o terroristas islámicos, ¿cuándo nacieron...?
¿Acaso existían antes de las colonias europeas, antes de la implantación de un estado judío con el beneplácito de los vencedores de la segunda guerra...?
Estado que ensanchó sus límites declarando guerras y sembrando el terror..., armado hasta los dientes con el regalo atómico de los vencedores...
¿Se hubieran vuelto tan radicales si los civilizados vampiros occidentales no les hubieran chupado su sangre negra, su petroleo...?
Cristo se elevó en los cielos y Mahoma voló por los aires. ¿Cuál es la diferencia...?
Los estados más poderosos invierten billones en sus programas de defensa (¿y ataque...?). Todo lo imaginable al servicio de un poder apabullante: tecnología extraterreste, satélites, sondas, naves espaciales que van y vienen de la Tierra a la Luna y de la Luna a la Tierra sin descubrir la Luna, mecanismos para controlar el cambio climático, magníficos y soberbios ordenadores (los ojos y las orejas de un dios) para ver y escuchar lo invisible y lo inaudible, telescopios que espían las estrellas, resortes complejos que activan volcanes y terremotos, drones todopoderosos que igual se meten en una alcantarilla que incendian un bosque, nanotecnología aplicada..., y estudios de exterminio que igual pueden aplicarse a insectos como a humanos...
Roma elevó la esclavitud a categoría de mito. Roma creó a Espartaco. Los EEUU crearon al Che. El mundo actual, aquejado de gran soberbia, crea su antídoto...
Aquí se hace necesaria la primera persona...
Ni loco, ni pagado, ni con todos los honores viajaría a ese país de locos...
Vaya por delante que admiro, y mucho, a ciertos actores, directores, guionistas, escritores, cantantes, pintores, etc...
Pero el país en sí, su política y su deriva, me repelen...
Adoro a Sam Peckinpah, a Edgar Allan Poe, a Edwar Hopper, a Marilyn Monroe, a William Burroughs y a tantos otros...
Pero también adoro las pirámides y su incógnita, las puertas de piedra de Petra, a Sezen Aksu y a Cheb Hansi, a Souad Massi, a los azules touaregs y a los espejismos azules...
Nada es mejor que nada. Nada debe imponerse sobre aquello que lo cuestiona...
No siento ningún miedo por el destino de este mundo. Ya lo viví y lo agoté porque todo lo que es se agota y muere. Y puesto que murió o está en trance de morir -este mundo- poco ya me importa...
Me interesan, eso sí, mundos que eclosionan como los globos que un niño -en todo su derecho- sopla hasta reventar...
Estados poderosos y voces que resuenan condenan el terrorismo al igual que yo, en esta calurosa noche de agosto, maldigo (en realidad me cago en la puta madre que los parió) a los insolentes mosquitos que se atreven con mi piel...
A la muerte alguien debería decirle que meta en cintura a sus contables...
Las cifras no se ajustan a los valores...
Aquí mueren diez y allá diez mil. Ni estos son tantos ni aquellos tan pocos...
Por la supervivencia de la humanidad (¿en realidad importa?), que mueran los tontos y que vivan los que lo merezcan...
Yo no pienso defenderme pues el tema me resulta indiferente...
Tanto me da el oro negro como el acerado...
Si debo protegerme me basta la intuición, un poema a destiempo, un arma que no es pero parece...
No creo en dios alguno. No creo en el devenir ni en el flamígero destino...
Hoy (o ayer) ha muerto Tobe Hooper, propagandista del terror...
Las grandes bombas lanzadas desde más allá de las líneas del cielo exhiben en su acero y su aluminio una irreflexiva calavera...
¿Qué tal si las fuerzas de ocupación se retiraran a sus sótanos y sus oscuridades...?
¿Qué tal si el molesto vecino bajará el volumen de su música...?
No te extrañe si, cuando metes tu huesudo dedo y tu sucia uña en mi ojo cansado, hago uso de la tijera...
No te extrañe que venga a mi boca la terrible frase...
Que yo entienda diferente la justicia...
A un rey no se le debe cuestionar por ser afín a otros reyes, jeques o emperadores...
A un rey se le cuestiona por ser rey, hijo de reyes, alto impostor entre impostores...
A su lado no estuvo Paco Ibáñez, estuvo Pablo Iglesias...
Cada uno dirá, cuando se le pregunte, por qué estuvo o no estuvo...
A mí que no me esperen, ni en las Ramblas ni en New York City...
Prefiero la reciente inestabilidad de Ischia o la antigua inestabilidad de Santorini...
Prefiero los gatos a los perros...
En Ibiza me atacaron perros rabiosos obedientes de sus amos...
En ibiza me retó una higuera con su rama propicia para colgar una cuerda...
Pero no, no sucumbí, no cedí al temor ni a la idea...
Aprendí a ocultarme detrás de mis palabras...
Mis palabras no son mis palabras, son de cualquiera que las entienda, que se proponga entenderlas...
En verdad, las palabras importan poco frente a las oraciones...
La razón pierde frente a la fe...
Pero la imaginación deja a la fe en un segundo plano...
Tu dios absoluto y tu banco central son dos hielos que enfrían mi trago...
Me bebo tu absurda realidad y te desafío a que encuentres en mi actitud una fisura...
Al payaso emperador le digo que su país se hizo grande por los esclavos...
A los dioses dorados que compran los tiburones en formol de Damien Hirst o los iconos floridos de Jeff Koons, les digo que equivocan su inversión...
Desde la inverosímil altura del Burj Khalifa, los reyes del desierto se ríen de las postales del terror...
Y los vigías en las torres de los castillos europeos (los norteamericanos jamás han sabido hacerlos) caen aterrorizados ante este silencio...
Nadie dirá lo que realmente piensa, pues el reconocimiento del pensamiento implica la asunción de una responsabilidad no deseada...
Que ciudades europeas sean atacadas, ¡qué desgracia...!
Todos unidos, flores, velas, lágrimas y banderas...
Ni el rey, ni el presidente, ni la alcaldesa...
Ni el filósofo ni el poeta...
Nadie dice lo que piensa...
Porque el pensamiento, cuando es verdadero, es revolucionario...
Entonces cambia, por la razón o la fuerza, el orden establecido...
Tan pesimista soy que no creo nada de lo que digo...
Seguirá el pequeño terror en las calles de las ciudades,
y seguirá el gran terror detrás de las nubes,
como pájaro oportunista y parásito,
dispuesto a caer sobre cualquiera que sienta miedo...
Pero a mí ya nada me asusta, y soy tan optimista que
me río del terror publicitado...
No temo a un miedo diseñado para dar miedo...
Mis dibujos y mis escritos me protegen de esa estúpida amenaza...
Me protege Francis Bacon y Lita Cabellut...
Esas imágenes sobre la muerte y contra la muerte...
Mis amores, mis amigos, mis hermanos, ¿dónde están...?
Mariposas grises y extrañas, las encuentro cada tarde en las escaleras
donde me siento intentando descansar...
El descanso no llega pero la calavera sí...
Cuando el lobo aparece busca a quienes puedan satisfacer su hambre...
Tal vez no quiera matar...
Otras vidas entregan sus almas...
Parece ser que el terrorismo es infantilismo, es rencor, ajuste de cuentas,
amor, ira, odio, convencimiento, idealismo y fe...
Parece ser...
El terror verdadero, el que verdaderamente aterroriza, es el oscuro terror
que seca las raíces y doblega los tallos y convierte
las hojas verdes en amarillas...
Y aquí vuelve a ser necesaria la tercera persona...
Porque todo es al fin y al cabo impersonal...
Mientras una representación del mundo corra o vuele sobre el césped...
Mientras el rey o el bufón del rey campen a sus anchas...
Mientras el nadador nade en la superficie y no se sumerja...
Todo este dolor no puede doler si no duele el dolor esencial...
El dolor que no se sujeta a las condiciones impuestas...
El terror, su máscara fallida, se presenta bajo sones de campana...
Pero no está aquí, pues aquí no se lo espera...
Suena con gran sonido y resonancia...
No se lo espera...
El terror es un invento que ya fue inventado...
Dejen de joder...
La flecha que no incide en su diana se volverá contra sí misma.
Salvador Alís.
sábado, 26 de agosto de 2017
LA IDEA Y EL ACTO (DOS POEMAS CUBANOS)
LA IDEA Y EL ACTO (DOS POEMAS CUBANOS)
PARA CUALQUIER ÁRBOL MUERTO
"aquí
antes había un árbol
que quizá dio poca sombra
y alguna vez echó flores moradas
que pisamos sin querer,
antes allí había un árbol
hoy sólo está el tronco
donde me siento a pensar.
el tronco estaba enfermo
y alguien vino y lo cortó.
pero es bueno sentarse en el tronco de un árbol
muerto aún al saber
que no crecerán sus ramas nuevamente
y que nunca podremos arrancar
de la tierra
sus raíces."
Reina María Rodríguez. Poesía Libre nº 14. Nicaragua. 1985. Pág.: 25.
NOTICIA
"Con un clavo
también se puede ayudar a la liberación.
Porque veamos:
Un clavo es un clavo.
Pero un clavo sembrado en la carretera del enemigo,
no es un clavo:
es un arma estratégica.
Por otra parte, los clavos,
como se sabe, no son difíciles de conseguir.
Incluso se pueden arrancar de las puertas."
PARA CUALQUIER ÁRBOL MUERTO
"aquí
antes había un árbol
que quizá dio poca sombra
y alguna vez echó flores moradas
que pisamos sin querer,
antes allí había un árbol
hoy sólo está el tronco
donde me siento a pensar.
el tronco estaba enfermo
y alguien vino y lo cortó.
pero es bueno sentarse en el tronco de un árbol
muerto aún al saber
que no crecerán sus ramas nuevamente
y que nunca podremos arrancar
de la tierra
sus raíces."
Reina María Rodríguez. Poesía Libre nº 14. Nicaragua. 1985. Pág.: 25.
NOTICIA
"Con un clavo
también se puede ayudar a la liberación.
Porque veamos:
Un clavo es un clavo.
Pero un clavo sembrado en la carretera del enemigo,
no es un clavo:
es un arma estratégica.
Por otra parte, los clavos,
como se sabe, no son difíciles de conseguir.
Incluso se pueden arrancar de las puertas."
Palabras más o menos escuchadas a
Ly Van Sau, de las FALN vietnamitas en Cuba en 1965.
Rafael Alcides. Poesía Libre nº 15. Nicaragua. 1985. Pág.: 20.
lunes, 14 de agosto de 2017
DOG LAND
DOG LAND
Había una vez un perro negro y un perro amarillo...
(No pretendo ser original. Nunca lo somos.
Pero esta es mi versión de los hechos.)
...enfrentados en una tierra de perros.
Un perro negro y un perro amarillo se ladran el uno al otro desde extremos opuestos del mundo. Ambos abren desmesuradamente sus bocas para aparentar fiereza e impresionar al contrario. Y así exhiben sus colmillos balísticos, sus caries nucleares, mejillas imberbes y perfecta y falsa dentadura. Que se peleen, o incluso que se maten entre ellos, no sería problema si lo hicieran en parque cerrado al público, en un campo aislado, en una ciudad deshabitada. Pero sucede que lo hacen a la vista de todos, en medio de la pacífica gente que pasea por pasear, en el epicentro de una aldea global, ante los niños, ante otros perros, ante los gatos... Esos ladridos que no cesan y ese desafío desaforado molesta a muchos, interfiere con la merecida tranquilidad, impide el sueño. ¡Que se callen de una vez, que cesen sus ladridos, pues en el fondo son dos cobardes retándose sin decisión! Perros ladradores atormentados por sus malas pulgas. Si algo significan las armas atómicas (al margen de su horror implícito), si algo deben significar, su simbolismo se resume en un solo concepto: disuasión. Tras la Segunda Guerra, tras Hiroshima y Nagasaki, sin considerar las múltiples guerras parciales, locales, ideológicas, religiosas, racistas, de género, exterminio animal, o contra la naturaleza misma..., si algo ha impedido la Tercera Guerra ha sido precisamente el equilibrio en el miedo, al saberse los grandes enemigos poseedores de los resortes que activarían la aniquilación total. Dentro del contexto de la Guerra Infinita, la guerra fría no ha sido la peor de las soluciones. Si la guerra como atributo humano no es desterrable, al menos que pueda ser contenida bajo ciertos límites. Al menos eso. Pero claro, la diferencia entre la gran guerra y las guerrillas nunca será de calidad sino de cantidad. Y en el cerebro obstinado de un perro sometido por su violencia, miles de millones son un peligro para su ego canino. ¿Quiénes sobran entonces? Lógicamente los que, obstinados y más impertinentes aún, se oponen a su camino. Seguro que ni el perro negro ni el amarillo han leído a Bertrand Russell. Del negro, por desconocimiento, no diré nada que contradiga su juventud e inexperiencia. Del amarillo, por su afición a los sublimes mensajes que acostumbra a publicar en Twitter, diré que sus torcidas reflexiones están condicionadas por el dinero y su afán de ganar más y más, objetivo máximo de su vida imposible para el 99 % de sus adoradores supremacistas, engañados por el espejismo de un títere vocero al que conviene, como dice Lila Downs, ni siquiera nombrar. ¡Pobres países, tierras de perro, que no han visto nacer un filósofo que de tal se valga, que no han escuchado una verdad propia, que no han sabido oír, convencer a otros (salvo excepciones cinematográficas) de que la ética debe imponerse a la muerte! "Y por qué no". Desde aquí recomendar, sino al perro amarillo, a cualquiera cercano a él (que por una improbable casualidad conozca Common sense and nuclear warfare), que lea en voz alta al menos el prefacio. Lo peor es que los dos perros son líderes de otras tantas jaurías sin personalidad, perros reprimidos, adiestrados y nerviosos que adoran (por convencimiento u obligación) la rabiosa bandera que agita el primero, igual que agita la cola sobre el culo, porque ese movimiento y esa agitación enerva a muchos sin argumento. Tanto el perro negro como el amarillo presumen de disponer de los más competentes asesores militares. Pero comparten la misma carencia estética, ya que son igualmente feos y confían su pelaje a los peores peluqueros. De manera que, pretendiendo ser héroes o dioses, no consiguen otra cosa que ser ridículos. Quizá sea un prejuicio, pero lo es de forma generalizada: se suele asociar la fealdad con el mal. Díganme si alguno de ustedes ha sentido la misma inquietud al cruzarse en una noche oscura, en una calle solitaria, con una persona horrible o con una beldad. Estos dos perros, para desgracia suya y nuestra, son indudablemente feos. Y lo que caracteriza sobre todo su fealdad son sus ladridos, que no vienen a cuento, pero que sin duda hay que contar, su ignorancia, su ceguera de futuro, su infantilismo, su irresponsabilidad. Tristísimos perros que no respetan su condición de perros, perros sarnosos que lo son porque se rascan sin cesar y sin motivo: sepan que hace siglos que los griegos pensaron la democracia; los chinos, la pólvora; y pueblos más antiguos, la muerte. Yo conviví una vez con un perro, un pastor alemán raro entre sus hermanos; no le enseñé más de lo que él me enseño; recuerdo sus ojos y siento un amor que no podría explicar. Hay perros y perros. Pero en general prefiero a los gatos. No ladran como idiotas. No sacan las uñas sin causa justificada. Y sus colmillos son sus defensas y jamás me han amenazado. Para quienes hayan sentido temor ante los ladridos que pretenden acallar otras voces y expresiones necesarias, entre otros posibles antídotos, lean la obra citada de Bertrand Russell o vean la película Kedi de la turca Ceyda Torun. Aprendan algo, conserven la calma, no se dejen intimidar por estos perros que ofenden a su clase y a otras vidas, pues enfermos de sí mismos, por embriaguez de poder o por intensidad de resistir, ignoran el mal que causan y, a fuerza de ladrar, ya no oyen ni sus propias palabras.
Salvador Alís.
lunes, 7 de agosto de 2017
ESTUDIO PARA UNA CARTA
ESTUDIO PARA UNA CARTA
Hoy he visto un falso eclipse de luna.
Dijeron que la luna se vería no blanca sino marrón,
quizá rojiza, no herida mas velada en parte por la Tierra
que entre las nueve y las once
se interpondría entre ella y nuestro sol.
Para esta noche he dispuesto, sobre la mesilla de noche,
bajo mi viejo flexo oxidado, un viejo y querido libro:
El amor, las mujeres y la muerte, leído a los diecisiete años,
cuatro antes de enamorarme (de ti).
Puesto que las calles y, en general, la vida y todo
se está volviendo cada vez más violento,
y puesto que, debido a mi trabajo, su lugar y condiciones,
no puedo portar armas de fuego,
vuelvo a casa cada noche portando en mi mano derecha
mi querido pilot de punta de acero.
Hace ya tiempo, persona tan querida como inolvidable
me dijo que, al nacer, la señalaron con los cuatro conciertos
para violín y orquesta de Antonio Vivaldi: Le quattro stagioni,
gesto que se repetiría, en otras composiciones,
con sus tres hermanos.
Cuando yo nací no hubo música en mi bautizo,
y tuve que elegirla yo una vez cumplidos quince años.
Mujer de magia negra fue el tema que me hirió.
La escuché mil veces y marcó mi vida
con su volumen alto y la sensual pintura de su portada.
Quién me diría que tanto tiempo después,
en esta isla imantada y odiada, contemplaría
la obra original de Mati Klarwein.
Deberían sobrar las palabras, pero entonces
¿por qué Arthur Schopenhauer?
Deberían sobrar los sentimientos, pero ¿a qué viene pues
Carlitos Santana?
En realidad las palabras, cuando van y vienen
y son compartidas, me rejuvenecen. ¿Es eso lo que quiero?
En realidad, y aunque no lo parezca, no me interesa
hablar del pasado sino del futuro.
Algún descerebrado mató ayer a Virgilio Ruiz,
músico de la banda oaxaqueña Tierra Mojada, por nada,
por unas copas de más, porque ni bajo el volcán
ni lejos del volcán se sabe beber (ni leer). Algunas lágrimas
de Lila, eso sí, habrán eclipsado verdaderamente la luna
en esta noche de falso eclipse.
Plata y gris en un cielo azul oscuro, así nuestros cabellos,
los surcos que rodean nuestros ojos,
así nuestra edad. No has vuelto mi corazón de piedra,
falso eclipse, porque aún late, improvisa, arriesga,
y mi sangre cristalina fluye cual manantial
y se derrama por este placer sin objetivo.
Se puede morir por unas copas de más, por nada,
por un error de narrativa o de léxico. Ya no soy
aquel joven aprendiz de poeta que, después del amor,
describía el amor y sus circunstancias. Difícilmente
me podrás seguir pues se hace tarde y todo se vuelve oscuro.
Mi clara verdad tiene las alas rojas y cabalga
un tambor sonante.
Salvador Alís.
Hoy he visto un falso eclipse de luna.
Dijeron que la luna se vería no blanca sino marrón,
quizá rojiza, no herida mas velada en parte por la Tierra
que entre las nueve y las once
se interpondría entre ella y nuestro sol.
Para esta noche he dispuesto, sobre la mesilla de noche,
bajo mi viejo flexo oxidado, un viejo y querido libro:
El amor, las mujeres y la muerte, leído a los diecisiete años,
cuatro antes de enamorarme (de ti).
Puesto que las calles y, en general, la vida y todo
se está volviendo cada vez más violento,
y puesto que, debido a mi trabajo, su lugar y condiciones,
no puedo portar armas de fuego,
vuelvo a casa cada noche portando en mi mano derecha
mi querido pilot de punta de acero.
Hace ya tiempo, persona tan querida como inolvidable
me dijo que, al nacer, la señalaron con los cuatro conciertos
para violín y orquesta de Antonio Vivaldi: Le quattro stagioni,
gesto que se repetiría, en otras composiciones,
con sus tres hermanos.
Cuando yo nací no hubo música en mi bautizo,
y tuve que elegirla yo una vez cumplidos quince años.
Mujer de magia negra fue el tema que me hirió.
La escuché mil veces y marcó mi vida
con su volumen alto y la sensual pintura de su portada.
Quién me diría que tanto tiempo después,
en esta isla imantada y odiada, contemplaría
la obra original de Mati Klarwein.
Deberían sobrar las palabras, pero entonces
¿por qué Arthur Schopenhauer?
Deberían sobrar los sentimientos, pero ¿a qué viene pues
Carlitos Santana?
En realidad las palabras, cuando van y vienen
y son compartidas, me rejuvenecen. ¿Es eso lo que quiero?
En realidad, y aunque no lo parezca, no me interesa
hablar del pasado sino del futuro.
Algún descerebrado mató ayer a Virgilio Ruiz,
músico de la banda oaxaqueña Tierra Mojada, por nada,
por unas copas de más, porque ni bajo el volcán
ni lejos del volcán se sabe beber (ni leer). Algunas lágrimas
de Lila, eso sí, habrán eclipsado verdaderamente la luna
en esta noche de falso eclipse.
Plata y gris en un cielo azul oscuro, así nuestros cabellos,
los surcos que rodean nuestros ojos,
así nuestra edad. No has vuelto mi corazón de piedra,
falso eclipse, porque aún late, improvisa, arriesga,
y mi sangre cristalina fluye cual manantial
y se derrama por este placer sin objetivo.
Se puede morir por unas copas de más, por nada,
por un error de narrativa o de léxico. Ya no soy
aquel joven aprendiz de poeta que, después del amor,
describía el amor y sus circunstancias. Difícilmente
me podrás seguir pues se hace tarde y todo se vuelve oscuro.
Mi clara verdad tiene las alas rojas y cabalga
un tambor sonante.
Salvador Alís.
sábado, 5 de agosto de 2017
miércoles, 2 de agosto de 2017
BALADA DE PUERTO RICO
ELOGIO DE LAS VENTANAS
Y de repente se pone a llover,
y cierras todas las ventanas,
aunque la luvia de hoy sea tan necesaria
y no haya de volver.
Es una corta lluvia sentimental,
que complace a la planta sin nombre,
al tronco de Brasil y al hibiscus mental
cuya primera flor aún está por nacer.
Por primera vez el título del texto no se corresponde con el título de la entrada. Esto es así por alguna razón que no puedo o no quiero explicar.
Hace tiempo me dijo que no era fuerte. Yo le dije que se equivocaba, que poseía la fuerza de la comprensión y la suficiente capacidad analítica y crítica como para considerarse de pleno derecho una persona fuerte. Mis sentimientos me hacen débil- dijo. Puede ser verdad, en parte, pero si ya lo reconoces como falta, ¿qué te impide superarlo? Lo cierto es que deberías sumar a tus habilidades el desapego, el sentido del humor y el control. Que nada te importe realmente, ni siquiera tu propia vida; ríete en los momentos cruciales (ante otros y ante tu espejo); y controla todo lo que sucede a tu alrededor, porque si controlas lo ajeno, tarde o temprano controlarás lo propio.
Por supuesto, estas son frases hechas, no una doctrina, no principios fundamentales, pues todavía no eres dueño de una filosofía ni de nada que se le parezca. Te sientes señor de la sugerencia y eso te basta, por ahora. Pero cuando te asomas a la ventana no eres más que un mirón indiscreto, un exhibicionista en conflicto o el sujeto de una observación desde prudencial distancia; algo inevitable desde luego, cuando las ventanas tienen dos lados (las de tres o más caras existen pero son pocas y extrañas): una lado para ver y otro para ser visto.
Desde tu ventana contemplas el mundo del más allá, donde también hay una ventana desde la que alguien te contempla.
Y es cierto que solamente los pájaros perdidos y las hojas secas que el viento acaricia a su capricho se acercan a mi ventana y dejan un comentario no escrito que a veces leo y a veces entiendo y otras veces no puedo entender.
Detrás de tu ventana estás desnudo, aunque la desnudez no es tu finalidad, queriendo jugar con la idea de que los cristales son transparentes desde tu dirección y opacos hacia ti. A pesar de ello, sientes la vergüenza de mostrarte y sospechas que alguien, de vez en cuando, te ve como te muestras. Desde su ventana -¡quién lo diría!- también ella puede espiarte. Deslizará sus ojos sobre ti, de la cabeza a los pies, y verá un cuerpo flaco cuyos atributos de vejez y solemnidad han aumentado con el tiempo. Verá tu boca pronunciar palabras que no escucha. Verá tus ojos fijos en el abismo que los separa de su forma de mirar. Ventana frente a ventana.
La lluvia ha cesado de repente,
y vuelves a abrir las ventanas;
esa lluvia refrescó las llamas
de lo que ardía y arde en tu frente.
Fuego de agosto en la noche solar
que persigue sus luces en luz reflejada.
De ventana en ventana, volar
y volar batiendo alas mojadas.
Lo que sucede a mi alrededor ¡que me importa ya! Conservo intactos -o mejor aún- crecientes mi humor y mis humores; mi desapego imposible ante los felinos es total ante los humanos; controlo mi pequeño balcón donde lentamente crecen no una, ni tres, sino cinco plantas ya bajo este calor extremo.
¿Por qué no soplas, hablas, susurras, gimes, sobre el cristal de tu ventana para empañarlo y dibujar después con tu dedo corazón (y su limada uña) palabras que yo pueda leer desde tan lejos?
Ventana indiscreta que me ve sin ser vista.
La casualidad quiso que anteayer la soñaras. Jamás has soñado a otras como a ella. Esto es así por alguna razón que no puedo o no quiero explicar.
Tal como era a través de esta ventana mágica que anula el tiempo pasado.
Desnuda como yo mismo a través de mi ventana, acariciadora y lenta como las hojas que se debilitan y se elevan según el riego, como el hibiscus que juega con mi vida porque debe perdurar y su flor nacer.
Tan sólo una semana debería durar el sueño, siete horas para el durmiente.
La casualidad quiso que ayer las estadísticas señalaran una isla del otro lado del mar.
Ventanas de tres o más caras existen pero son pocas y extrañas. No es momento de ocuparse de ellas, te dices. Quizá detrás de otro punto y final.
Compruebas que han pasado ya tres años desde las últimas palabras. Y recuerdas que le ofreciste palabras o el silencio. ¿Qué puedes hacer si prefirió el silencio? ¿Y que significan tus sueños ante esa preferencia? Dime únicamente que durante un minuto has pensado en mí. Dile que únicamente con la lluvia rara y escasa de esta sofocante noche has pensado en ella.
La lluvia ha desparecido tras las nubes,
pero las nubes se alejan igualmente;
toda esa distancia se percibe
en la memoria en un instante.
Nada de lo que fue será de nuevo
lo mismo sino cosa distinta.
Así nosotros en este cielo,
lluvia y granizo y relámpagos de tinta.
Salvador Alís.